Paseamos por Estado, mirando los puestos de antiguedades. Mi chica opus se deleitaba mirando un cristo policromado, mientras yo jugaba con un gorro de milico soviético. "¡¡¡Ubicate y sacate esa cochiná!!!" -me dijo- "¡¡¡capáz que te pongai comunista!!!"-remató- De principio me sentí bien al oírla, la opus tenía intrínsecamente asumido el concepto paternal de la prohibición a lo fuera de lugar, cosa que me hizo sentir en familia por unos segundos. Rápidamente me desconecté de mis trancas personales para hacerle entender que los objetos no trasmiten la ideología de quienes los usan por medio de vías microscópicas. Quizá lo hacen por medio de la iconografía, pero claro, para que eso resulte debes estar educado al respecto. Ella insistía que el objeto en cuestión era parte de una red de infiltración (patrocinada por el gobierno, claro está) que el marxismo internacional estaba organizando para volver a los días de la UP, etc...Bueno, traté de ocultar mi risa burlona y de no golpearla, y le expliqué que esos objetos, asi como el cristo que vimos, no eran otra cosa que "artículos de consumo", es más, no están ahí de casualidad, son fruto del arribismo. ¿Cómo?-me preguntó-¿De qué estás hablando?-volvió a preguntarme con tono irónico-"ARRIBISMO, CARIÑO"-le respondí con tono autoritario-la gente que se dedica a esto, o mejor dicho, los que organizan estas ferias, son tan pequeños de mente que no entienden que las ferias de antiguedades que han visto en Europa, son lo mismo que los cachureos de alguna feria de barrio local. Entonces creen que tener un gorro de milico antiguo o comunista es top, no cachan que allá andan botadas esas porquerías-la opus me miraba como si le hablara en malayo-"pucha"-me dijo aflijida- "no se que decirte, jamás me había detenido a pensar en eso. ¿Es como si estuviesemos en un Mall entonces?"-No puedo negar que aparte de bonita tambien le crujía-¡¡¡Claro!!!-le respondí contento-
Seguimos con dirección a Santo Domingo y luego doblamos hacía el cerro. Era un día lindo. La opus llevaba una blusa larga, levemente arremangada sobre el trasero, en tonos pastel. Unos jeans negros ajustados y botas negras. Su larga cabellera se desordenaba un poco sobre la cara, dandole un aire coquetón irresistible. Antes de llegar a Miraflores le tomé la mano y ella entrelasó sus dedos con los mios, nos besamos en la soledad del domingo. Caminamos por Miraflores hacia la Alameda. No habiamos avanzado mucho, cuando de un empujón me vi dentro de un Motel. Sinceramente, la opus se las sabía por libro...(Continuará)
Eloy Kutral
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