Después del alza del cobre en nuestro país (coincidente con la elección de Bachelet), hemos experimentado un suerte de bonanza económica que nos ubica entre las naciones más rentables de América Latina. Desafortunamente esa bonanza no ha alcanzado a la mayoría de nuestros compatriotas. El sueldo mínimo no supera los $ 150.000.- (aprox. 290 dólares) y las condiciones de Educación, Salud y Vivienda de muchos es paupérrima. Muchos han alzado la voz, pero sorprendente fue que lo hiciera la Iglesia Católica, por medio la Conferencia Episcopal y particularmente por Monseñor Goic, quien llegó a proponer el Sueldo Mínimo Ético de $250.000 (aprox. 480 dólares).
La propuesta de Monseñor Goic fue repelida por la Derecha (tradicionalmente ligada a la Iglesia), iniciando un debate que aun se mantiene en pie y que ya ha generado respuestas tangibles, como la de Jaime Pavez, Alcalde de La Pintana quien aplicó la medida para todos los funcionarios municipales, lo que en la practica plantea un reajuste salarial de entre $6.000 a $40.000 en los sueldos de sus trabajadores. (Entre 12 y 78 dólares aproximadamente). La Iglesia ha hecho un llamado de atención a las clases dominantes y ha apelado a su conciencia de cristianos, instándolos a ser solidarios en tiempos de abundancia, marcando así una línea moral que la aleja (en apariencia) del segmento más pudiente de la sociedad y la acerca al más desvalido.
El debate entre ambos sectores (tradicionalmente aliados) se plantea de la siguiente manera: Una derecha empresarial de estilo burgués salitrero, o sea dependiente de intereses extranjeros y sobre explotadora de recursos, enfrentada a una iglesia con propuestas económicas al estilo del capitalismo europeo, básicamente auto sustentable, pero por sobre todo, conocedor de su dinámica ideológica, esto quiere decir que la Iglesia Católica maneja muy bien los conceptos básicos del capitalismo, los que plantean que el éxito del modelo económico se basa sobre la capacidad que tengan los habitantes de una nación para hacer que el sistema se mueva. Por ejemplo: En Estados Unidos o Europa, el capitalismo funciona por que cada uno de los habitantes cuenta con las posibilidades económicas para participar del modelo, es decir, aunque el precio de la vida en estos países sea alto (en comparación al nuestro) los ingresos de estas personas les permiten acceder a bienes y beneficios de calidad, cosa que en nuestro país no sucede (como explicamos al principio) haciendo que cada trabajador pueda participar de la producción del país, ya sea generándola o consumiéndola.
Queda en evidencia que el proyecto de la Iglesia Católica se plantea dentro de los márgenes capitalistas, cosa que no debería extrañarnos, ya que históricamente (salvo el por el movimiento Teología de la Liberación) la Iglesia ha estado dominada por sectores conservadores, que si bien han manifestado un interés activo hacia la cuestión social, como es el caso del Padre Hurtado, siempre lo ha hecho desde una posición que no comprometa sus privilegios como estructura de poder.
Sin ir más lejos, a fines de la década de los 50 y principios de los 60, es la Iglesia Católica la que da el vamos con el proyecto de Reforma Agraria repartiendo sus tierras entre quienes las trabajaban, todo dentro del contexto Guerra Fría. En 1959 Triunfa la Revolución en Cuba y América se abre a la posibilidad de cambiar su suerte, lo que obliga a la administración de John Kennedy en USA, redoblar los esfuerzos por impedir la izquierdización en su "patio trasero" invocando a una populista "Alianza para el Progreso". No sería raro que Kennedy, descendiente de Irlandeses católicos y de ideas progresistas influenciara a la Iglesia chilena, que por ese entonces estaba dirigida por un salesiano también progresista, el Arzobispo Raúl Silva Henríquez.
La propuesta de Monseñor Goic fue repelida por la Derecha (tradicionalmente ligada a la Iglesia), iniciando un debate que aun se mantiene en pie y que ya ha generado respuestas tangibles, como la de Jaime Pavez, Alcalde de La Pintana quien aplicó la medida para todos los funcionarios municipales, lo que en la practica plantea un reajuste salarial de entre $6.000 a $40.000 en los sueldos de sus trabajadores. (Entre 12 y 78 dólares aproximadamente). La Iglesia ha hecho un llamado de atención a las clases dominantes y ha apelado a su conciencia de cristianos, instándolos a ser solidarios en tiempos de abundancia, marcando así una línea moral que la aleja (en apariencia) del segmento más pudiente de la sociedad y la acerca al más desvalido.
El debate entre ambos sectores (tradicionalmente aliados) se plantea de la siguiente manera: Una derecha empresarial de estilo burgués salitrero, o sea dependiente de intereses extranjeros y sobre explotadora de recursos, enfrentada a una iglesia con propuestas económicas al estilo del capitalismo europeo, básicamente auto sustentable, pero por sobre todo, conocedor de su dinámica ideológica, esto quiere decir que la Iglesia Católica maneja muy bien los conceptos básicos del capitalismo, los que plantean que el éxito del modelo económico se basa sobre la capacidad que tengan los habitantes de una nación para hacer que el sistema se mueva. Por ejemplo: En Estados Unidos o Europa, el capitalismo funciona por que cada uno de los habitantes cuenta con las posibilidades económicas para participar del modelo, es decir, aunque el precio de la vida en estos países sea alto (en comparación al nuestro) los ingresos de estas personas les permiten acceder a bienes y beneficios de calidad, cosa que en nuestro país no sucede (como explicamos al principio) haciendo que cada trabajador pueda participar de la producción del país, ya sea generándola o consumiéndola.
Queda en evidencia que el proyecto de la Iglesia Católica se plantea dentro de los márgenes capitalistas, cosa que no debería extrañarnos, ya que históricamente (salvo el por el movimiento Teología de la Liberación) la Iglesia ha estado dominada por sectores conservadores, que si bien han manifestado un interés activo hacia la cuestión social, como es el caso del Padre Hurtado, siempre lo ha hecho desde una posición que no comprometa sus privilegios como estructura de poder.
Sin ir más lejos, a fines de la década de los 50 y principios de los 60, es la Iglesia Católica la que da el vamos con el proyecto de Reforma Agraria repartiendo sus tierras entre quienes las trabajaban, todo dentro del contexto Guerra Fría. En 1959 Triunfa la Revolución en Cuba y América se abre a la posibilidad de cambiar su suerte, lo que obliga a la administración de John Kennedy en USA, redoblar los esfuerzos por impedir la izquierdización en su "patio trasero" invocando a una populista "Alianza para el Progreso". No sería raro que Kennedy, descendiente de Irlandeses católicos y de ideas progresistas influenciara a la Iglesia chilena, que por ese entonces estaba dirigida por un salesiano también progresista, el Arzobispo Raúl Silva Henríquez.
1 comentario:
Muy interesante, pero lamentablemente la idea se corta muy de repente.
Excelente proyecto.
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